miércoles, 24 de agosto de 2022

La Educación Ambiental ante una creciente Sociedad del Riesgo 

Centro mi eje en Capacidades, Funcionamientos y Agencia, los cuales son tres conceptos centrales que constituyen los pilares del Enfoque de las capacidades. Los funcionamientos, por cuanto remiten a los estados y acciones de cada persona; las capacidades, a su libertad que para hacer lo que valora; y, la agencia a su contribución al incremento de esas libertades por medio de la acción, de la autonomía para incidir y llegar a arreglos sociales. 

Para ello considero que es fundamental interpretar a la Ecología como una Ciencia interdisciplinaria. Como señala (MORIN, 1996) “la misma  trata del sistema global constituido por constituyentes físicos, botánicos, sociológicos, microbianos, cada uno de los cuales depende de una disciplina especializada”. De esta última concepción de ecología lleva a pensar en la interdisciplinariedad de esta ciencia, que es coincidente con lo plateado contra el fallido propósito de reintegración y re totalización interdisciplinaria de las ciencias, afirmamos que “las ciencias ambientales no existen” sino mediante la construcción de un nuevo objeto científico interdisciplinario (LEFF, 2006)

 Si bien, las lecturas plantean que existen diferentes posiciones epistemológicas desde las que analizan los problemas socioambientales, centro mi reflexión sobre lo planteado por Dominguez, con  un análisis por parejas dialécticas: realismo frente a constructivismo y agencia humana frente a estructuralismo (Dominguez, 2001). Entendiendo allí a la agencia humana como la capacidad que tienen los individuos de influir o modificar los procesos sociales. 

 Donde estas  capacidades están condicionadas por circunstancias personales (edad, género, propensión a enfermarse, discapacidades) sociales (acceso a las oportunidades sociales) y económicas (educación, salud, empleo), características epidemiológicas, entornos sociales, acceso a los mercados, existencia de los bienes públicos, marcos institucionales, normas legales y sociales, libertades políticas, servicios sociales, garantías de transparencia y seguridad protectora, entre otras muchas. Y donde el  conjunto de las capacidades permite a las personas convertir bienes o recursos (físicos o morales) en estados o acciones que valoran. 

Es por ello que el concepto de agencia gira en torno a un ejercicio reflexivo y activo de responsabilidad sobre la actuación propia -la capacidad de obrar- y la incidencia de ese accionar en los demás; se relaciona íntimamente con la concepción que se tenga del bien y con los objetivos y valores que sean importantes para las personas.

Es decir se ejerce agencia cuando se participa en una actividad elegida libremente y con determinado impacto en el mundo. Y por ello la agencia puede ser individual o colectiva; es individual, la que realiza una persona, en ejercicio de su libertad, en la toma de decisiones sobre lo que considera valioso; en la colectiva, es el grupo, entendido como conjunto de personas organizadas- para realizar una acción común u obtener aquello que valoran.

Por último existe una postura que combina ambas perspectivas llamada la estructuración de Giddens, en la cual la gente construye sus sociedades bajo ciertas condiciones ambientales que son elegidas por las personas, pero la reproducción social es una empresa desarrollada por el conjunto de los miembros de esa sociedad (Domínguez, 2001), donde por ello existe un nuevo paradigma, en el cambio en las problemáticas sociales, que han dejado de ser la distribución de la riqueza para pasar a ser la distribución de los riesgos ambientales y tecnológicos. A esto se denomina "sociedad del riesgo" (Domínguez, 2001).

Y una manera eficaz y eficiente de abordar propositivamente esta nueva sociedad, es la transdisciplinariedad de la Ecología como tal, la que  cruza diferentes disciplinas y áreas de conocimiento, donde es necesario impulsar una nueva herramienta: la educación ambiental, que sustituya al tipo de educación fragmentaria que actualmente rige sobre el conocimiento, basada en una división de disciplinas entre las ciencias naturales y las ciencias sociales.


 REFERENCIAS BIBLIOGRAFICAS


Domínguez, A y Aledo, A. (2001) "Teoría para una sociología ambiental". Disponible en http://rua.ua.es/dspace/bitstream/10045/2725/2/cap2.pdf 2 Fecha de consulta 3 5 2016


Morín, Edgar (1996)." El Pensamiento Ecológizado", en http://www.ugr.es/~pwlac/G12 01Edgar_Morin.htmlMorin Fecha de consulta 3 5 2016


Leff Enrique (2006) Aventuras de la Epistemología Ambiental: de la articulación de ciencias al diálogo de saberes. SIGLO XXI EDITORES.


Lic. Mascheroni Fabian 

21/07/2022

 La Ciencia tiene hoy el prestigio para enfrentar el Cambio Climático?

 Varsavsky (1994) pone en tela de juicio el prestigio de la Ciencia actual. "Dado que su prestigio es tan grande que seguramente en el colectivo humano se interpreta que está bien como está". Y sin embargo  entre sus éxitos no figura la supresión de la injusticia, la irracionalidad, la lucha contra las desigualdades y demás problemas de este sistema socia actual, porque  ha suprimido sino aumentado el peligro del suicidio de la especie por la guerra total, explosión demográfica o el cambio climático.

 Si bien la clásica respuesta es que esos no son problemas científicos y que  la ciencia da instrumentos neutros, y son las fuerzas políticas quienes deben usarlos justicieramente. Esta respuesta es falsa: dado que la ciencia actual no crea toda clase de instrumentos, sino sólo aquellos que el sistema le estimula a crear.  Para  el  bienestar  individual  de  algunos  o  muchos, heladeras y corazones artificiales, y  para asegurar el orden, o sea la permanencia del sistema, propaganda, la readaptaron del individuo alienado o del grupo disconforme. No se ha ocupado tanto, en cambio, de crear instrumentos para eliminar esos problemas de fondo del sistema: métodos de educación, de participación, de distribución, que sean tan eficientes, prácticos y atrayentes y aún los instrumentos de uso más flexibles, como las computadoras, están hechos pensando más en ciertos fines que en otros.

 La ciencia actual, en resumen, está adaptada a las necesidades de un sistema social cuyo factor dinámico es la producción industrial masificada, diversificada, de rápida obsolescencia; cuyo principal problema es incentivar el consumismo en detrimento de la Economía Circular y la Bioeconomía.

 Es lógico que este sistema estimule la especialización, la productividad, la competitividad individual, la invención ingeniosa, el uso de aparatos, y adopte criterios cuantitativos, de rentabilidad de inversiones para evaluar todo tipo de actividad. Esto se refleja en la ciencia actual de todo el mundo: en los países desarrollados por adaptación, y en los demás, como el nuestro, por seguidismo, por colonialismo científico. Por ello si aspiramos a una sociedad diferente, debemos imaginar y construir  una manera de hacer ciencia muy distinta de la actual. Más aún, no tendremos más remedio que desarrollar una ciencia diferente, dado que en efecto, la que hay no le alcanza como instrumento para el cambio y la construcción del nuevo sistema.

 Para ello debemos abordar el concepto verdad y objetividad con un agregado inexistente en el contexto científico actual, el logro de la autonomía científica, la que solo  podemos conseguir únicamente en Argentina  cambiando de sistema social. Esto no es tan fácil de conseguir, no sólo por sus dificultades intrínsecas, sino porque debemos enfrentarnos a toda una campaña organizada para la 'integración científica' de América Latina, que se opone a la autonomía.

Bunge (1995) en relación a ello plantea que “El método científico no provee recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene un conjunto de prescripciones falibles (perfectibles) para el planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados, y para el planteo mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en que la ciencia inquiere en lo desconocido”. Entonces a la verdad y objetividad para dar certidumbre a lo desconocido, se debe vestir de  autonomía científica.

 En la actualidad la búsqueda de la realidad se realiza mediante métodos basados en el positivismo, dominante en las ciencias sociales y humanas, mientras que la procura de la verdad se realiza mediante juicios apriorísticos. La primera tiene como objetivo observar el mundo real. Se trata de un mundo construido a partir del consenso colectivo, basado en construcciones sociales. La segunda, la procura de la verdad, se trata de una construcción subjetiva, que pone en cuestión el mundo material de las apariencias, habitualmente ignorada, puesto que se construye a partir del lenguaje y la interacción. Estas respuestas son innumerables y no conclusivas, pues dependerán de la concepción del mundo de cada sujeto. 

Pero aquí la Educación actual universitaria publica, desde su perspectiva del conocimiento como instrumento de transformación social, denuncia la falsa neutralidad de la ciencia y del conocimiento, puesto que todo sujeto en el momento de la observación forma parte de una serie de condicionantes y estructuras internalizadas: “No hay interés teórico que esté desvinculado de intereses prácticos”. Por ello los intereses prácticos deben ser de un colectivo humano nacional trasladable a lo global en aras de evitar su propia extinción, por la destrucción de nuestro Gran Hábitat: La Tierra.


 Referencias bibliográficas

Bunge, M. (1995). “Capítulo 1: La ciencia “En La Ciencia: su método y su filosofía, Buenos Aires, Editorial Sudamericana. En Disponible en http://www.ateismopositivo.com.ar/Mario%20Bunge%20%20La%20ciencia%20su%20metodo%20y%20su%20filosofia.pdfConsulta 20 03 2017

Varsavky, O. (1994). Ciencia, política y cientificismo. Centro Editor de América Latina. 8va edición. Buenos Aires. Disponible en http://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/uploads/docs/clase_no_12__oscar_varsavsky_2014.pdf


martes, 9 de agosto de 2022

 FODA y SbN para el Campo Argentino


El informe sobre los límites del crecimiento

 Los Límites del Crecimiento fue un informe encargado al MIT (Instituto Tecnológico de Massachusetts) por el Club de Roma, publicado en 1972, poco antes de la primera crisis del petróleo y cuya conclusión 50 años atrás fue contundente: “si el actual incremento de la población mundial, la industrialización, la contaminación, la producción de alimentos y la explotación de los recursos naturales se mantiene sin variación, alcanzará los límites absolutos de crecimiento en la Tierra durante los próximos cien años”.  El informe se basa en la simulación informática del programa World 3, creado por los autores del informe con el objetivo de recrear el crecimiento de la población, el crecimiento económico y el incremento de la huella ecológica de la población sobre la tierra en los próximos 100 años, según los datos disponibles hasta la fecha. La tesis principal del libro es que, “en un planeta limitado, las dinámicas de crecimiento exponencial (población y producto per cápita) no son sostenibles”. Así, el planeta pone límites al crecimiento, como los recursos naturales no renovables, la tierra cultivable finita, y la capacidad del ecosistema para absorber la polución producto del quehacer humano, entre otros. Los seres humanos siempre hemos moldeado aspectos de nuestro entorno, desde el fuego hasta la agricultura, pero nuestra influencia en la Tierra ha alcanzado un nivel tal que ahora define el tiempo geológico actual. Desde la contaminación del aire en la atmósfera superior hasta fragmentos de plástico en el fondo del océano, donde hoy es casi imposible encontrar un lugar en nuestro planeta que la humanidad no haya tocado de alguna manera. 

La Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Humano, celebrada en Estocolmo, Suecia, en 1972, fue la primera conferencia mundial en hacer del medio ambiente un tema importante. Los participantes adoptaron una serie de principios para la gestión racional del medio ambiente, incluida la Declaración y el Plan de acción de Estocolmo para el medio humano.


La Declaración de Estocolmo


La Declaración de Estocolmo, que contenía 26 principios, colocó las cuestiones ambientales en el primer plano de las preocupaciones internacionales y marcó el inicio de un diálogo entre los países industrializados y en desarrollo sobre el vínculo entre el crecimiento económico, la contaminación del aire, el agua y los océanos y el bienestar de las personas de todo el mundo. 

El plan de acción constaba de tres tipos generales de acción:

 a) El programa global de evaluación del medio humano (Vigilancia mundial); 

b) Las actividades de ordenación del medio humano; 

c) Las medidas internacionales auxiliares de la acción nacional e internacional de evaluación y ordenación. Además, estos tipos generales de acción se desglosaron en 109 recomendaciones.

Uno de los resultados más visibles de esta conferencia, fue la creación del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), como portavoz del medio ambiente dentro del sistema de las Naciones Unidas. El PNUMA actúa como catalizador, promotor, educador y facilitador para promover el uso racional y el desarrollo sostenible del medio ambiente mundial.

Según el sitio web de la ONG El Club de los Diez mil millones (https://www.overpopulationawareness.org/es/) a la fecha y hora de redacción de este documento, en nuestro planeta superamos los 7.819.770.462 habitantes, donde todas las proyecciones demográficas, sitúan al año 2050, superando el Hito de los 10 mil millones de habitantes. El estado de equilibrio global debería ser diseñado de manera que las necesidades de cada persona sobre la tierra sean satisfechas, y que cada uno tenga iguales posibilidades de realizar su propio potencial humano, hacia una mayor sostenibilidad, energías limpias, la reconstrucción de los océanos, consumos responsables, ocupar menos espacio de ecosistemas y biomas prístinos (ej. Amazonas) y armonizar el crecimiento de la población, con mayor control de natalidad en los países no desarrollados y mayor inmigración en países emergentes y desarrollados, mediante cuotas límites TFR por países, regiones y mundial. Es por eso que desde el PNUMA se promueve como una posible solución a este colapso el «crecimiento cero» o «estado estacionario», deteniendo el crecimiento exponencial de la economía y la población, migrando hacia nuevas formas de Crecimiento: la Economía Verde, de modo que los recursos naturales que quedan no sean mermados por el crecimiento económico para que de esa forma puedan perdurar más en el tiempo.


En los umbrales de los límites planetarios permitidos.

 

David Attenborough (2021) en su libro “Una vida en nuestro planeta”, advierte lo que le estamos haciendo a La Tierra, donde claramente la humanidad se enfrenta a una sexta extinción masiva en el próximo siglo, si no aborda urgentemente el cambio climático y la sobreexplotación de los recursos naturales del planeta. El problema, afirma, “no es sólo la crisis climática, la gente, con razón, habla mucho sobre el cambio climático, pero ahora está claro que el calentamiento global provocado por el hombre es solo una de varias crisis en juego”.  

En tal sentido un equipo de científicos dirigido por Johan Rockstrom y Will Steffen ha identificado nueve umbrales críticos integrados en el medio ambiente de la Tierra: “cambio climático, uso de fertilizantes, conversión de tierras, pérdida de biodiversidad, contaminación del aire, agotamiento de la capa de ozono, acidificación de los océanos, contaminación química y extracciones de agua dulce”. Este concepto fue propuesto en 2009 por un grupo de 28 científicos internacionales liderados por Johan Rockström del Stockholm Resilience Centre (SRC) y Will Steffen, de la Australian National University, donde el objetivo de estos científicos era definir un "espacio de actuación seguro para el desarrollo humano" que pudiera ser utilizado por los gobiernos de todos los niveles, las organizaciones internacionales, la sociedad civil, el sector privado y la comunidad científica. 

 A modo de ejemplo de nuestra irresponsabilidad como especie, se observa en el Informe sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos de la ONU (2020) en donde, asumiendo que los glaciares del Himalaya alimentan a los grandes ríos asiáticos; Ganges, Indus, Brahmaputra, Yangtze, Mekong, Salween y Yellow, su derretimiento (previsto según el modelo de cambio climático, para el año 2350) afectaría negativamente a 3.000 millones de personas.

“El siglo XXII podría comenzar con una crisis humanitaria mundial, el mayor evento de migración humana forzada de la historia”, escribe Attenborough. “Las ciudades costeras de todo el mundo enfrentarían un aumento previsto del nivel del mar de 3 pies durante el siglo XXI, causado por el derretimiento lento de las capas de hielo, junto con una expansión progresiva del océano a medida que se calienta. El nivel del mar podría ser lo suficientemente alto para el 2100 como para destruir puertos e inundar el interior”. A esto, se suma otro problema. “Si todos estos eventos se desarrollaran como se describe, nuestro planeta estaría 4° C más cálido para el 2100. Más de una cuarta parte de la población humana podría vivir en lugares con una temperatura promedio de más de 29° C, un nivel diario de calor que en la actualidad quema solo el Sáhara”.

Sin embargo, Attenborough afirma que las soluciones están “a nuestro alcance” y hay una serie de “pasos que podemos tomar y objetivos que debemos lograr para evitar la catástrofe que se avecina”. Entre los remedios, cita una mayor sostenibilidad, energía limpia, la reconstrucción de los océanos, ocupar menos espacio y ralentizar el crecimiento de la población. Entonces el desafío en la actualidad, no pasa por diseñar cómo evadimos escenarios de catástrofes posibles, sino en focalizarnos en el escenario en el que estamos hoy en donde nos acercamos a los límites de carga poblacional de nuestra especie en el planeta. Y trabajar para asegurar la supervivencia del ser humano en armonía con el ambiente y en condiciones de igualdad social que aseguren una subsistencia de una población en una cantidad adecuada y estable.

 En la década de 1980, junto con el reconocimiento de la envergadura del deterioro ambiental y del clima globalmente, creció la preocupación entre los países por frenar sus impactos. Las convenciones sobre diversidad biológica, cambio climático y desertificación —derivadas de la Conferencia de Naciones Unidas sobre Medio Ambiente y Desarrollo, conocida como Cumbre de la Tierra, efectuada en Río de Janeiro en Brasil, en 1992—, también conocidas como las “Convenciones de Río”, son instrumentos para enfrentar dicho deterioro y preocupaciones. Las cuales han sido ratificadas por los 33 países de América Latina y el Caribe y establecen un marco general para coordinar los esfuerzos intergubernamentales en pos de objetivos ambientales comunes.


El rol de Argentina en las Conferencias de Partes (COP)

El ciclo del carbono y el ciclo del agua son los dos procesos más importantes para la vida en el planeta, que dependen de la biodiversidad y tienen vínculos con el cambio climático y la degradación de la tierra. Para entender las sinergias existentes entre los objetivos de las Convenciones de Río, la Evaluación de Ecosistemas del Milenio (ONU, 2005) propuso un marco de vínculos y retroalimentaciones,distinguiendo los servicios ecosistémicos y los componentes de la biodiversidad impactados, el ciclo de carbono, el ciclo de nutrientes, la erosión del suelo, la abundancia y estructura de la biodiversidad (plantas, organismos del suelo, insectos, y otros), y los eventos extremos. Además de objetivos y materias interrelacionadas, las convenciones poseen estructuras de funcionamiento similares, que incluyen los elementos comunes como: i) los marcos estratégicos con una planificación para el logro de sus objetivos; ii) los cuerpos constitutivos y/u operativos de la convención; iii) los mecanismos de implementación a nivel nacional y de reporte; y iv) las Conferencias de las Partes (COP) que reúne a los representantes de los países miembros anualmente para verificar el progreso. 

 Bajo el lema “Uniendo al mundo para hacer frente al cambio climático”, la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP26) —celebrada en Glasgow (Reino Unido) del 31 de octubre al 12 de noviembre de 2021— reunió a representantes de unos 197 gobiernos con el objetivo de acelerar la acción climática para el cumplimiento del Acuerdo de París. Y en esta cumbre mundial se firmó un acuerdo general  para combatir el calentamiento global, donde además los representantes de los 197 países participantes en la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) lograron una serie de alianzas sectoriales o compromisos sobre financiación, reforestación o fin de los combustibles fósiles, de los cuales Argentina fue partícipe, convencida de que es posible modificar las tasas de desarrollo y alcanzar una condición de estabilidad ecológica, sostenible, incluso a largo plazo. 

 En cuanto al rol de la Argentina en la COP26, se pueden resaltar varios aspectos. En primer lugar, durante la Conferencia, un accionar relevante a lo largo de la COP26 ha sido el metano, gas que según el último informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC), es responsable del 25% del aumento de la temperatura global en el planeta. El metano tiene un mayor potencial de calentamiento que el dióxido de carbono, aunque su presencia en la atmósfera es de menor duración que el CO2, siendo uno de los principales targets a revertir. En consonancia con lo anterior, en Glasgow 103 países han adherido al Acuerdo sobre la Reducción del Gas Metano, el cual ha sido apadrinado por los Estados Unidos y la Unión Europea, con el objetivo de reducir en un 30% las emisiones de origen antropogénico para el 2030 respecto de los niveles de 2020 (IPCC, 2018). Esta medida también fue avalada por Argentina al igual que el  acuerdo entre varios países y otras empresas del sector privado automotriz, en el cual se comprometieron a dejar de comercializar vehículos a combustión a partir de 2035 en los principales mercados; y para 2040 a nivel mundial, optando en cambio por la producción de vehículos eléctricos. Este compromiso es trascendental, ya que en la Argentina el sector automotriz es el segundo en producir grandes emisiones, detrás de la ganadería y en la actualidad se presentan algunos avances importantes en esta dirección por parte de la Provincia de Catamarca, Salta y Jujuy que se encuentran trabajando en el desarrollo de litio para la fabricación de baterías destinadas a la producción de autos eléctricos.

    Más allá de ello, debemos señalar que si el objetivo tanto de la Argentina como de las otras Partes era enderezar el rumbo de la comunidad internacional y sus diferentes actores hacia el cumplimiento del Acuerdo de París, aún queda un largo camino por recorrer ya que todavía la implementación de los compromisos asumidos para que el aumento de la temperatura no supere los dos grados respecto a los niveles preindustriales encuentran múltiples dificultades vinculadas a la falta de acción. A su vez, es menester destacar que todavía existe una gran desigualdad entre los Estados, consecuencia de sus diferentes capacidades y características, tanto político-económicas como sociales para lograr las metas macro acordadas en el Acuerdo de París.

 A  partir del Plan Estratégico Agroalimentario y Agroindustrial desarrollado durante el año 2010 surgieron acuerdos institucionales en cuanto a las políticas ambientales, Así, el Programa Nacional para el Desarrollo y la Sustentabilidad de los Territorios surgió en un contexto institucional donde se ha priorizado el enfoque territorial, la visión de sistemas complejos, la mirada prospectiva para el accionar del INTA, la implementación de Proyectos Regionales con Enfoque Territorial (PRET) y la reformulación de instrumentos programáticos y de la cartera de proyectos.

 Según la FAO (2022), la actual trayectoria de crecimiento de la producción agrícola mundial es insostenible, debido a sus impactos negativos sobre los recursos naturales y el medio ambiente: una tercera parte de la tierra agrícola mundial está degradada, hasta el 75 por ciento de la diversidad genética de los cultivos se ha perdido y el 22 por ciento de las razas de ganado están en riesgo. 

Por todo ello, la Argentina tiene por delante el desafío de materializar las transformaciones estructurales que permitan avanzar hacia una agricultura que proteja y mejore los recursos naturales, brindando mayores oportunidades a las comunidades rurales actuales.



F.O.D.A. para el CAMPO ARGENTINO

Fortalezas 

Durante la realización de “Silicon Valley Forum”, en las Jornadas de Inmersión en “AgTech” (Agricultural Technology / siliconvalleyargentina.com) que se desarrollaron el 6 y 7 de noviembre de 2018 en la Ciudad de Rosario, Argentina en un marco de amplia participación ciudadana con más de 1800 asistentes (entre integrantes del gobierno, empresarios consolidados y emergentes, investigadores del INTA, estudiantes, productores, gestores pertenecientes a diversos niveles del sector político, público en general) y 16 investigadores de Silicon Valley se logró la conformación de red de expertos internacional en la temática LIDERADOS POR EL ESTADO

Existencia de una generación actual de productores y contratistas propensos a capacitarse en nuevas tecnologías para mejorar la producción y la conservación de los recursos agropecuarios (liderado por INTA)

Debilidades

Los impactos ambientales que son consecuencia de las tecnologías de producción empleadas en las explotaciones agropecuarias argentinas son compartidos por las distintas ecorregiones de Argentina y América Latina, tal el caso de las emisiones de sedimentos por erosión, materia orgánica de efluentes, o agroquímicos que son vertidos a las grandes cuencas que comparten canales de navegación, represas, puertos, y tomas de agua para potabilización.

Cada cosecha de soja extrae año a año miles de toneladas de nutrientes de nuestro suelo que se exportan: un millón de toneladas de nitrógeno y 160 mil toneladas de fósforo y aproximadamente 42.500 millones de metros cúbicos de agua cada año (datos de la temporada 2019/2020 INTA) correspondiendo 28.190 millones a la pampa húmeda.



Oportunidades

Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), la población mundial superará los 9.000 millones de personas en 2050 y la demanda de productos agrícolas se incrementará entre un 60 y 70 %.

Tendencia al agregado de valor y al procesamiento de la producción primaria con demanda creciente de productos orgánicos y/o agroecológicos.

Amenazas 

Políticas públicas de corto plazo, que no logran dar previsibilidad económica, social y ambiental de campañas para el productor y toda la cadena de valor que involucra.

El avance de la frontera agropecuaria a zonas marginales de las diferentes ecorregiones genera cambios negativos en los ecosistemas.

Incertidumbres crecientes en la producción agrícola asociada al cambio climático actual.



Desafíos que deberá enfrentar la agricultura del futuro, 

Tender a una agricultura sostenible y resiliente, donde la transformación de la producción agropecuaria constituya una inversión de alto retorno social. 

Un complejo tema relacionado con la seguridad alimentaria, entre los cuales hay que:

Mejorar la productividad agrícola de forma sostenible (AgTech).

Sentar las bases para la mecanización agrícola de cada región cultivable del país, mediante técnicas innovadoras de siembra directa precisa y sostenible

Preservar los recursos naturales y garantizar una huella ambiental reducida territorial y nacional.

Propiciar la utilización de Soluciones basadas en la Naturaleza (SbN) en el sistema agroalimentario en particular, equilibrando metas de productividad y de resiliencia, apoyando beneficios

Proteger los bienes y servicios ambientales o ecosistémicos y la biodiversidad.

Suprimir el reemplazo forestal en la región de la Pampa Húmeda, la Pampa Azul  y Amazonia en América Latina 

Monitorear y actuar resilientemente ante los impactos del calentamiento global en la agricultura. (con un aumento de la temperatura de 1 a 2 ºC los países en desarrollo verán afectadas sus cosechas en la mayoría de sus cultivos y en países tropicales y subtropicales las bajas serán mayores).

Propiciar una agricultura climáticamente inteligente, fortaleciendo a la vez los sistemas de alerta temprana y respuesta inmediata.

Prevenir la propagación de plagas y enfermedades nuevas producto del cambio climático actual.

Incrementar las inversiones en I+D+i aplicada al sector agrícola.

Prospectiva de fenómenos meteorológicos extremos como sequías e inundaciones.

Considerar a mediano plazo la escasez de recursos hídricos debido a patrones pluviales oscilantes y el retroceso de glaciares como tributarios de los ríos en la región andina.

Innovar en estudios genéticos de cultivos para su resiliencia mediante nuevas Técnicas Innovadoras de Mejoramiento de Precisión. 

Atenuar la pobreza extrema y la desigualdad manifiesta en varias regiones de nuestro país.

Mejorar la generación de ingresos en zonas rurales y abordar las causas de las migraciones.

Transformar los territorios y sus sistemas alimentarios para que sean más eficientes, inclusivos y resilientes.

Garantizar e incentivar la financiación público privada para el desarrollo sostenible.

Atender en la región los efectos negativos de la extranjerización y concentración de la tierra “land grabbing” por parte de transnacionales dedicadas a la producción de biocombustibles, monocultivos (caso de la soja) y otros “commodities” agrícolas.

La extranjerización y la mala distribución de la tierra están en la base de la crisis social que atraviesan los países de la región: hibridación de culturas y desterritorialización de los saberes locales.

 El desarrollo Siembra Directa en el mundo se incrementa a razón de 6 M/ha por año en la última década. Sudamérica lidera la adopción con 60 M/ha, Brasil con 32 M/ha (75%), Argentina 25 M/ha (83%), Norteamérica 40 M/ha. Resto del mundo (Europa, Asia y África) con 11 M/ha y Australia con 17 M/ha. Esta área de Siembra Directa en el mundo (128 M/ha), por la conservación de materia orgánica, se estima que evitaron la emisión de 320 millones de toneladas CO2 por captura de carbono al suelo, pero también redujeron en un 66% el consumo de combustible por tonelada cosechada de alimento. Pero el límite de la utilidad y prestación maquinaria agrícola lo pone el suelo del campo, y hoy la siembra directa está cambiando, se está empezando a labrar el suelo, más allá de la rotación de la soja con maíz/trigo y los productores/contratistas agrícolas están además de rotando los suelos, están realizando labranza secundaria o a veces también una primer labranza del suelo.

 Es por ello que se debe repensar el concepto agronómico de la SIEMBRA DIRECTA EN ARGENTINA Y EN EL MUNDO, donde el horizonte de la mecanización agrícola y el diseño de una maquinaria sean la “Ingeniería Agronómica Sustentable aplicada al suelo”, integrando allí no solo la Ingeniería Mecánica, sino también la Ingeniería Agronómica, la Ingeniería en Sistemas en Información y la Ambiental, junto con disciplinas humanísticas para el desarrollo de un nuevo paquete tecnológico tanto de mecanización de los suelos como de producción de máquinas agrícolas bajo esta tecnología. 

 Algunos de los servicios ecosistémicos pueden propiciarse a través de cambios estructurales en los ecosistemas, la diversificación y asociación de cultivos, rotaciones, control biológico de plagas y malezas. En el mismo sentido, desde la Agroecología, también se plantean numerosas alternativas para un uso agrícola más sustentable de la naturaleza, mediante el incremento de la diversificación en el uso del territorio, la valoración de las interacciones entre los componentes del agro-ecosistema para maximizar su capacidad de reciclaje y minimizar la generación de entropía hacia el entorno. 

 El manejo sostenible de la tierra en la agricultura se vale de prácticas de laboreo y cobertura del suelo, el uso de enmiendas para mejorar la condición del suelo, la gestión integrada del agua, así como infraestructuras verdes (o bioingeniería) para el manejo de suelos y agua. También a partir de la bioingeniería poner al centro la protección de la biodiversidad y la funcionalidad ecológica, para la estabilización de taludes, la restauración de humedales y la protección de cursos de agua, en reducir los efectos de la escorrentía superficial o la erosión, el control del fuego, y la recuperación o la reversión de procesos de degradación de la tierra, incluida la contaminación.

 Esas diferentes prácticas tienen su base en el manejo de un ecosistema (agroecosistema, ecosistema marino o acuático), y pueden ser clasificadas bajo ciertos enfoques o “formas de hacer” agricultura (Agroecología, Manejo Integrado de Paisaje, Agricultura de Conservación, Agricultura Climáticamente Inteligente, entre otros); y ellas pueden ser definidas como SbN (Sistemas basados en la Naturaleza) porque atienden al funcionamiento de la naturaleza. 


Las SbN para el CAMPO ARGENTINO


 Las SbN podrían proporcionar más de un tercio de la mitigación de los Gases de Efecto Invernadero (GEI) que causan el aumento de la temperatura, de forma económica, con co-beneficios en la productividad del suelo, el agua y la biodiversidad. De hecho, se identifican acciones con sinergia entre las Convenciones de Río contenidas en la noción de SbN, tales como:

• La silvicultura, manejo sostenible de la tierra (MST), desarrollo rural, otros sectores de uso de la tierra y producción agrícola; reducción de emisiones por deforestación y degradación forestal (REDD +).

• Las medidas de mitigación del cambio climático, como la eficiencia energética, el uso de

combustibles no forestales comunitarios y los biocombustibles.

• Adaptación a través del enfoque basado en ecosistemas (AbE), el aumento de las capacidades de resiliencia.

• Formación y educación, sensibilización, información y ciencia.

 Por último las SbN están siendo mencionadas en los principales marcos de acción de los países, como: i) las Contribuciones Nacionalmente Determinadas (CND) del Acuerdo de París para Cambio Climático,

 ii) las Estrategias o Planes Nacionales de Biodiversidad, alineadas con las metas y objetivos del Marco Global para la Biodiversidad Post-2020, 

y iii) las Metas Nacionales Voluntarias de Neutralidad de la Degradación de la Tierra.-


Lic. Mascheroni Fabian

Mat. ICIE N° 2-5312-0

@famascheroni










  #ElPapaVerde:  Franciscus, es quien participa de la COP28 activamente pidiendo a los líderes del mundo frenar el cambio climático,  es qui...