miércoles, 24 de agosto de 2022

 La Ciencia tiene hoy el prestigio para enfrentar el Cambio Climático?

 Varsavsky (1994) pone en tela de juicio el prestigio de la Ciencia actual. "Dado que su prestigio es tan grande que seguramente en el colectivo humano se interpreta que está bien como está". Y sin embargo  entre sus éxitos no figura la supresión de la injusticia, la irracionalidad, la lucha contra las desigualdades y demás problemas de este sistema socia actual, porque  ha suprimido sino aumentado el peligro del suicidio de la especie por la guerra total, explosión demográfica o el cambio climático.

 Si bien la clásica respuesta es que esos no son problemas científicos y que  la ciencia da instrumentos neutros, y son las fuerzas políticas quienes deben usarlos justicieramente. Esta respuesta es falsa: dado que la ciencia actual no crea toda clase de instrumentos, sino sólo aquellos que el sistema le estimula a crear.  Para  el  bienestar  individual  de  algunos  o  muchos, heladeras y corazones artificiales, y  para asegurar el orden, o sea la permanencia del sistema, propaganda, la readaptaron del individuo alienado o del grupo disconforme. No se ha ocupado tanto, en cambio, de crear instrumentos para eliminar esos problemas de fondo del sistema: métodos de educación, de participación, de distribución, que sean tan eficientes, prácticos y atrayentes y aún los instrumentos de uso más flexibles, como las computadoras, están hechos pensando más en ciertos fines que en otros.

 La ciencia actual, en resumen, está adaptada a las necesidades de un sistema social cuyo factor dinámico es la producción industrial masificada, diversificada, de rápida obsolescencia; cuyo principal problema es incentivar el consumismo en detrimento de la Economía Circular y la Bioeconomía.

 Es lógico que este sistema estimule la especialización, la productividad, la competitividad individual, la invención ingeniosa, el uso de aparatos, y adopte criterios cuantitativos, de rentabilidad de inversiones para evaluar todo tipo de actividad. Esto se refleja en la ciencia actual de todo el mundo: en los países desarrollados por adaptación, y en los demás, como el nuestro, por seguidismo, por colonialismo científico. Por ello si aspiramos a una sociedad diferente, debemos imaginar y construir  una manera de hacer ciencia muy distinta de la actual. Más aún, no tendremos más remedio que desarrollar una ciencia diferente, dado que en efecto, la que hay no le alcanza como instrumento para el cambio y la construcción del nuevo sistema.

 Para ello debemos abordar el concepto verdad y objetividad con un agregado inexistente en el contexto científico actual, el logro de la autonomía científica, la que solo  podemos conseguir únicamente en Argentina  cambiando de sistema social. Esto no es tan fácil de conseguir, no sólo por sus dificultades intrínsecas, sino porque debemos enfrentarnos a toda una campaña organizada para la 'integración científica' de América Latina, que se opone a la autonomía.

Bunge (1995) en relación a ello plantea que “El método científico no provee recetas infalibles para encontrar la verdad: sólo contiene un conjunto de prescripciones falibles (perfectibles) para el planeamiento de observaciones y experimentos, para la interpretación de sus resultados, y para el planteo mismo de los problemas. Es, en suma, la manera en que la ciencia inquiere en lo desconocido”. Entonces a la verdad y objetividad para dar certidumbre a lo desconocido, se debe vestir de  autonomía científica.

 En la actualidad la búsqueda de la realidad se realiza mediante métodos basados en el positivismo, dominante en las ciencias sociales y humanas, mientras que la procura de la verdad se realiza mediante juicios apriorísticos. La primera tiene como objetivo observar el mundo real. Se trata de un mundo construido a partir del consenso colectivo, basado en construcciones sociales. La segunda, la procura de la verdad, se trata de una construcción subjetiva, que pone en cuestión el mundo material de las apariencias, habitualmente ignorada, puesto que se construye a partir del lenguaje y la interacción. Estas respuestas son innumerables y no conclusivas, pues dependerán de la concepción del mundo de cada sujeto. 

Pero aquí la Educación actual universitaria publica, desde su perspectiva del conocimiento como instrumento de transformación social, denuncia la falsa neutralidad de la ciencia y del conocimiento, puesto que todo sujeto en el momento de la observación forma parte de una serie de condicionantes y estructuras internalizadas: “No hay interés teórico que esté desvinculado de intereses prácticos”. Por ello los intereses prácticos deben ser de un colectivo humano nacional trasladable a lo global en aras de evitar su propia extinción, por la destrucción de nuestro Gran Hábitat: La Tierra.


 Referencias bibliográficas

Bunge, M. (1995). “Capítulo 1: La ciencia “En La Ciencia: su método y su filosofía, Buenos Aires, Editorial Sudamericana. En Disponible en http://www.ateismopositivo.com.ar/Mario%20Bunge%20%20La%20ciencia%20su%20metodo%20y%20su%20filosofia.pdfConsulta 20 03 2017

Varsavky, O. (1994). Ciencia, política y cientificismo. Centro Editor de América Latina. 8va edición. Buenos Aires. Disponible en http://www.trabajosocial.unlp.edu.ar/uploads/docs/clase_no_12__oscar_varsavsky_2014.pdf


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